viernes, 11 de diciembre de 2009

MENDOZA

Cuatro días hemos estado en la región de Mendoza. Solo uno en la capital para descansar de la paliza autobusera. Mendoza es una linda ciudad aunque prescindible de visitar.  De allí salimos  para la zona del Aconcagua y establecimos el campamento base en Uspallata. Un auténtico oasis al más puro estilo de los del sur de Marruecos.







La región es un desierto, con ramblas y cerros al más puro estilo Almería, eso si a lo bestia, ya que estamos en la zona más alta de los Andes. 6986 metros dicen que tiene el Aconcagua, la cima más alta del mundo después de los Himalayas, rodeado además de varios seis miles.







Todo la zona es una sucesión de formaciones rocosas fantásticas con infinidad de colores y matices. El cerro de los 7 colores es un buen ejemplo de ello. Nos dimos un precioso paseo hasta la base del Aconcagua a 3000 metros de altitud y a la bajada descubrimos un precioso barcito casero de montaña con forma de puente donde nos comimos unas lentejas de escándalo, por fin un poco de comida casera.






Otra de las maravillas de la zona es el puente del Inca, una formación natural que casi el ser humano destroza. Con aguas sulfurosas termales que hoy en día no se pueden utilizar pero que en el siglo pasado sobre todo en la primera mitad fue uno de los destinos más increíbles para los aventureros europeos,  ingleses en su mayoría, que llegaban hasta aquí en tren, hoy en ruina total. En los años 70 una avalancha de nieve acabó con el balneario y la poca vista del hombre con el tren.




Esta tierra es rica en minerales y de ello dan muestra las minas existentes. Ahora no se explotan, ya que lo hacían los ingleses y les expulsaron con el asunto Malvinas, tema candente en el país que es mejor no tocar. Ha sido muy interesante observar los tres tipos de explotación. La de los jesuitas con la colonia, la posterior de las empresas españolas y finalmente la de los ingleses. Para salir de las minas rumbo a Mendoza hemos atravesado una de las carreteras más espectacularmente temibles de mi vida.





 


Ahora ya nos encontramos en Tucumán camino a Salta, otra de las etapas del viaje.

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