El Paraíso “uruguayo” está en venta o mejor dicho está ya todo vendido y vallado, pero ha merecido la pena venir. La verdad es que estamos en un lugar precioso, con un tiempo un poco loco, bueno mejor que loco desajustado, el consabido cambio climático hace que en mitad de la primavera parezca que estamos en invierno. Lluvia, viento y niebla nos han acompañado estos días y han hecho que veamos este paraje de forma especial. Y casi, casi solos.
Las dunas y los lobos marinos de Cabo Polonio a donde se llega en camión, el bosque de ombues un arbusto que quiere ser árbol y así lo parece, los cientos y cientos de aves que nos han acompañado por todos los caminos, el Parque Santa Teresa lo mejor y más virgen del lugar con playas y bosque de mata atlántica sin tocar. Punta del Diablo que aunque su nombre asusta un poco ya está domesticado y hemos intuido en lo que se convierte en el verano austral, puro desfogue de la gente de Montevideo. Arroyo Valiza donde la niebla era tanta que nos lo tuvimos que imaginar.
Y los diferentes balnearios, que así llaman aquí a los pueblitos que se convierten fundamentalmente en destino turístico, La Paloma, La Pedrera, lugar que utilizamos de campamento base y donde dicen que vive Maitena y diferentes intelectuales argentinos que se han escapado del ruido de BBAA, Aguas Dulces, Castillos….
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